La industria de alimentos y bebidas representa uno de los sectores más importantes y grandes del mercado, caracterizándose por tener un alto grado de cuidado, protección y estandarización de sus procesos productivos.

La industria de alimentos y bebidas maneja unos lineamientos que vale la pena considerar:

  • En su mayoría, todo equipo que esté involucrado en un proceso con alimentos y bebidas debe de tener estándares internacionales de estricto cumplimiento como la norma ASME, CE,3ª y FDA.
  • Los periféricos deben de estar diseñados para trabajo CIP (Clean In Place); una poderosa limpieza con agentes como el hipoclorito o la soda cáustica en diferentes concentraciones que se le hace a los equipos interconectados con tuberías para evitar trazas de contaminación cuando se trabaja con diferentes productos alimenticios.
  • Los equipos involucrados deben tener acabado tipo “espejo”, es decir, con una superficie muy lisa, evitando que los microorganismos alimenticios se acumulen en esas pequeñas porosidades y generen hongos o contaminación cruzada.
  • La conexión debe ser ferulada Triclamp o con rosca SMS para garantizar una limpieza adecuada de las superficies.

La presión, una variable que vale la pena cuidar

La variable presión se define como la fuerza existente por unidad de área. En el sector de alimentos y bebidas, es aquella fuerza presente en:

  • Recipientes cerrados para poder generar mezclas entre dos o más productos.
  • Recipientes para generar reacciones exotérmicas para poder descomponer productos y generar otros nuevos.
  • Tuberías, permitiendo el desplazamiento de fluidos de manera más fácil de un lugar a otro.

Como variable, debe de ser controlada. De no ser así, el desastre puede ser catastrófico, incluso puede llegar a causar la muerte de alguien.

En el mercado existen dos tipos de soluciones dependiendo del producto alimenticio que se está manejando:

  • Los discos de ruptura para líquidos y gases.
  • Los paneles de venteo para material particulado.

 

Los discos de ruptura sanitarios

Los discos de ruptura sanitarios son láminas tan delgadas que son capaces de romper a una presión y temperatura deseada en fracción de segundos, mucho antes de causar un daño mayor.

Normalemente los discos de ruptura se hacen de acero inoxidable 316L, Inconel o Hastelloy, siendo el primero uno de lo más usados, maneja baja porosidad superficial que impide que hayan focos de creación de hongos y agentes contaminantes y es uno de los materiales más económicos de conseguir.

Cuando el disco de ruptura rompe, “se alivia” el sistema, haciendo que la presión interna del recipiente o tubería se iguale con la presión de la atmósfera (0 psi), impidiendo que los equipos rompan descontroladamente. Este tipo de disco de ruptura, es considerado sanitario ya que viene en conexión ferulada de fácil conexión y un acabado superficial muy fino.